Un metal extremo que a nivel lírico, sabe balancearse entre la crítica política y el existencialismo, algo que bandas contemporáneas muchas veces no saben equilibrar. Foto: Instagram: @SenseofNoise
(Pólvora)
Ciudad de México, 15 febrero 2022.- ‘Es un plan a largo plazo, es nuestra apuesta por la música. Estamos conscientes de que éste año difícilmente habrá shows, pero honestamente nuestra prioridad es hacer música, grabar un álbum y lanzarlo como se debe’, nos comentó Nib Sen en entrevista hace unos meses. No mentía al establecer la prioridad pues el disco, está lleno de un sinfín de texturas y pasajes que demuestran la calidad de los compositores.
Desafortunadamente, empieza con el truco más viejo en el libro: una introducción instrumental a piano en “A Forgotten Oath”, un recurso predecible a estas alturas como el preludio a la pesadez el cual invito a todos los grupos de aquí a Siberia que lo dejen morir por la paz. Pero una vez que el caos se desata con el sencillo “The Broken Hope”, el álbum jamás disminuye en su intensidad.
Dos características predominan la obra. El primero son los teclados. Desde las glorias de Children of Bodom, tenía mucho sin escuchar tanto protagonismo del instrumento, a diferencia de otras bandas que lo ocupan solo para generar una atmósfera. Sobresale en especial el trabajo hecho en “Morning Glory” y “Sense of Darkness”; en particular este tema siendo el más ambicioso de la placa, con una parte final donde luce un ritmo latino entre las percusiones, el bajo y el teclado. Me atrevería a decir que en realidad esta parte, es más influenciada por sonidos más progresivos que por el mismo death metal melódico.
Lo segundo a tomar en cuenta es la ambición. Este es el trabajo de músicos maduros con ideas muy claras de hacia donde inclinar su experimentación. No hay espacio para titubear en introducir otros instrumentos como el violín en “March of the Fallen” o cambios abruptos de ritmo. “Our Dying Light” es esa demostración de virtuosismo más allá de la distorsión. Inicia como el momento tranquilo en Sense of Noise, para convertirse en este crescendo que abandona el violín y la guitarra acústica para reventar en un furioso momento.
Además, es un metal extremo que a nivel lírico, sabe balancearse entre la crítica política y el existencialismo, algo que bandas contemporáneas muchas veces no saben equilibrar. “Even from the smallest stone, life will grow”, dicen en la letra de “Morning Glory”, un mantra de esperanza que merece ser asimilado y permea el concepto del material.
Sense of Noise cuenta con dos colaboraciones especiales. La primera llega con un viejo conocido de Nib Sen: Björn Strid, voz y cofundador de Soilwork en el track “Zero Killed”. Una joya, le aporta demasiado a la métrica de Jerome. Después tenemos al finés Anthony Hämäläinen, quien algunos recordarán por su paso en Armageddon con Christopher Amott, como invitado en “Rage of Existence”. Un tema donde la batería de Chanona deja ver su lado más thrash y la voz de Anthony le da un toque muy noventero a la parte melódica.
Con su debut, Sense of Noise lanza una de las placas obligadas a convertirse en clásico dentro de la escena nacional. La producción y mezcla están totalmente al nivel de las bandas europeas del género, las colaboraciones son un atractivo para acercar a escépticos y la composición, en especial ese énfasis a la parte melódico, es extraordinaria. La sorpresa también es la calidad de cantante que es Jerome, siempre limitado en sus anteriores proyectos a las cuatro cuerdas. Una auténtica bestia en los guturales.
Hace mucho no me enfrentaba al dilema de elegir un track definitivo que englobará la experiencia, pues cada una es sobresaliente por algún elemento. Ya sean los teclados, los versos en violín o los riffs pegadizos, hay algo para todos aquí. Es tan difícil que una banda de metal no caiga en estructuras genéricas pero lo lograron con creces.
Si son fans de bandas como Dark Tranquility o los primeros lanzamientos de In Flames, acá se sentirán en casa. ¡No podemos esperar a verlos en vivo!
***Texto publicado originalmente en portal Pólvora, por Mario Valencia.
