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La pobreza en los Niños

Como combatir la pobreza del futuro. Foto: Internet.
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Pablo Gabriel Santillán Torres Torija

 

Los Estudios sobre la pobreza en un país explican mucho de cómo funciona la sociedad. Las fronteras entre la economía y la sociología se hacen borrosas, y los estudiosos cruzan un campo y otro para dar su mejor vista a la realidad. Tenemos muchas personas que se han volcado en los últimos veinte años a estudiar la pobreza en América Latina. Todos con resultados muy esclarecedores en sus diagnósticos, pero las políticas sobre combate a la pobreza siempre han sido controversiales, por sus usos y sobre todo por sus resultados.


América Latina tiene como región, un problema común de pobreza. Primero tienen un problema de distribución del ingreso es decir la riqueza esta concentrada en manos de pocas personas. La otra parte del problema es que se ha perdido movilidad social. Cuando una persona nace en un estrato social, alto o bajo lo más probable es que se mantenga en ese espacio social toda su vida independientemente de su desempeño personal. En una región que tiene a su población mayoritariamente pobre, este diagnostico es desconsolador y obliga a los estudiosos a encontrar oportunidades para romper con estas tendencias.


Interesarse en los niños es uno de los aspectos mejor observados del fenómeno, porque descubre muchas de las vulnerabilidades que evitan que esa sociedad salga de la pobreza. Por ejemplo, en México tenemos que la mitad de la población infantil está viviendo en situación de pobreza. Una de las razones por las que los niños vivan así es por que sus padres no cuentan con coberturas de seguridad social. Esto es porque el trabajo de sus padres es informal. Los trabajos informales son poco remunerados y productivos, por lo que, si se lograra incluir a estas personas a trabajos más valiosos, la pobreza infantil disminuiría. También protegería a los niños que sus padres sufrieran algún tipo de invalidez o enfermedad, que es un indicador de que el niño vivirá en la pobreza. Si tu padre o madre padece una enfermedad crónica, sus hijos tendrán mayor probabilidad de ser pobres toda su vida.


La baja escolaridad, el vivir dentro de la cultura indígena, el trabajo rural, son indicadores de pobreza que permean en más de una generación. Las medidas para evitar la pobreza infantil son muy eficaces en el combate a la pobreza. Por ejemplo, frente a la crisis sanitaria de COVID 19 en Estados Unidos se buscó proteger que los efectos de la pandemia no afectaran a los niños norteamericanos.


Se hicieron transferencias monetarias directas a las familias en base a la cantidad de niños que tenían por familia y de acuerdo con la Universidad de Columbia, no sólo se evitó que más niños tuvieran condición de pobreza, se estima que 30 por ciento de los niños que recibieron estas transferencia dejaron la pobreza aún en la pandemia.


En otras partes del mundo la idea de que los niños tengan la mejor oportunidad para crecer y desarrollarse se ha vuelto central en la discusión pública. Siendo este uno de los temas que más despierta el interés del electorado, los votantes están muy interesados en que es lo que proponen los políticos para mejorar las condiciones de vida de sus pequeños. En Escocia el tema de la niñez se ha vuelto central. Se sabe que una de las brechas más importantes en habilidades cognitivas esta relacionada con la pobreza. Los niños de altos ingresos al ser mejor cuidados en la edad de 3 a 5 años sus padres les hablarán más, que a los niños de bajos ingresos. Esto permite un desarrollo cognitivo de lenguaje mayor y la brecha del lenguaje suele permanecer durante toda su vida. Otro problema que interesó a la universidad de Edimburgo es que un niño de bajos ingresos puede tener hasta tres veces más alta, la probabilidad de tener problemas de salud mental. Así como problemas de comportamiento y emocionales.


El contexto de la pandemia ha vuelto más importante los problemas emocionales a los que nos hemos enfrentado todos, y en particular uno de los problemas que más ha afectado es en el desempeño educativo. En la emergencia sanitaria los niños aprendieron menos. Aun teniendo mayores oportunidades de lectura, la lectura en general disminuyó. Por muchas razones muchos niños no podrán regresar a clases. En alguna ocasión, hablé con Susan Parker una de las mejores economistas expertas en el tema de pobreza en México. Ella me decía que un niño de 10 años que no sepa leer y escribir iba a ser pobre toda su vida. Quienes empezaron a leer y escribir en la pandemia tienen comprometido su futuro. Es urgente tomar medidas para compensar estas deficiencias con programas comprensivos que cubran a la mayoría de nuestros niños. Nos estamos jugando nuestro futuro en ello.


***Las opiniones vertidas en esta sección no necesariamente reflejan la línea de este medio.

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