Tú no cumples los acuerdos tácitos más básicos, las promesas no pronunciadas, o peor aún, las que si pronunciaste y firmaste, no le puedes exigir nada al gobierno que no te cumple nada… Foto: Enrique Serna / @esernamx
La Taberna de la Filosofía Gacha
Por: Juan Llorente
Estamos empezando el segundo cuarto de este 2022, las expectativas de los logros gubernamentales ya están bastante más abajo que aquellas de ese pujante 2018, cuando Andrés Manuel y su aplanadora MORENA arrasaron con las elecciones, pues básicamente porque 12 años de panismo y 72 de priismo tenían al pueblo ligeramente, hastiado, alienado, desangrado… Vamos, hasta la madre.
¿De verdad es el gobierno el responsable de todos estos males de los que lo culpan? Entiendo que los resultados de un grupo de gente son enteramente responsabilidad de los líderes, pero, en México los líderes PRIANISTAS solo han estado al frente unos ochenta y cuatro años, llevamos tres y cacho bajo la tutela “izquierdista” y la cosa se ve que solo empeora y de manera muy aborregada (podemos utilizar aquí de fondo el balido del presidente AMLO) Vamos, la revolución más sanguinaria de todas las revoluciones que se desataron, más o menos al mismo tiempo, fue la mexicana a causa de su personaje principal que gobernó México por treinta años.
El Porfiriato estuvo tan marcado por la corrupción y el compadrazgo, marcada por la oligarquía y el egoísmo como el mismo virreinato completo… ¿Díganme la verdad?, oh bueno, está bien, dígansela ustedes mismos en su casa, bien quedamente, bien en lo bajito y casi en silencio. ¿De verdad creen que los gringos le hubieran podido mochar la mitad del territorio a un país donde la gente se cubriera las espaldas unos a otros y se organizaran con un poco más de nacionalismo (no del tóxico y superficial, sino nacionalismo consciente)? ¡Claro que no! ¿Creo que todos hemos escuchado o leído la anécdota de los cangrejos gringos en un barril y los cangrejos mexicanos en otro? ¡Ahí está la mitad de la respuesta!
La otra mitad la podemos encontrar en los miles y miles de peregrinos que caminan y se arrastran de rodillas anualmente para presentar sus respetos a la virgen de Guadalupe. Le hacen promesas que las cumplen a rajatabla, le rezan, le piden, le ofrecen y juran y des perjuran, pero al terminar su peregrinación dejan abandonados (y amarrados en los postes de la basílica) a más de una treintena de perros, insisto anualmente. Valiosos amigos que son emblema de la lealtad y que los siguieron en su peregrinación, pero que no caben en los camiones de regreso, ya que los feligreses fueron iluminados por el manto amoroso y liberador de pecado de la virgen de Guadalupe. ¿Dónde quedaron las promesas amorosas de esos profesos católicos a sus mascotas? Y en este momento estoy hablando de mascotas, habrá para quienes no representan mayor cosa que una propiedad mueble, como lo marcaba la ley hasta hace poco.
En mi muy particular caso mis mascotas han sido mis mejores amigos y no podría por nada de este mundo traicionarlos, mucho menos abandonarlos. ¿Qué tiene que ver la mascota con la virgen con la palabra y el valor que el mexicano promedio le otorga a la misma? Allá vamos, síganme por favor.
¿No es una actitud muy mexicana que un deudor se ofenda con un acreedor porque este le cobre la deuda? Ese es un tema del valor que le otorgas a tu palabra. ¿Qué ocurre con los políticos? Su éxito en las urnas se debe a las promesas que nunca cumplen. Si tu imagen de ti mismo es del tamaño que sabes que tiene tu palabra en relación directo al cumplimiento que le das… ¿De qué tamaño es tu palabra mexicano?, ¿cuánto vale?
Los policías prometieron cuidarnos y hacer respetar las leyes cuando se graduaron de policías, los reporteros prometemos decir la verdad cada vez que tecleamos una palabra o tomamos una foto, los conductores prometen cuidar su vida y la de los demás cada vez que van y sacan una licencia, el presidente prometió cumplir y hacer cumplir nuestra constitución y las leyes que de esta emanen… Y no lo ha hecho, pero con qué cara le vamos a exigir todos que lo haga o que se largue, si nosotros no podemos cumplir la hora de llegada a la que dijimos que íbamos a llegar. La puntualidad es la primera muestra de respeto, o de ausencia del mismo. Cuando dejamos a un perro abandonado, es una traición absoluta, porque estamos aprovechando que se va a dejar amarrar y se va a sentar a esperarnos a que regresemos. Si no le puedes tener lealtad a quien cree en ti al punto de dejarse amarrar por ti sin oponer resistencia, tal vez debas revisar tu escala de valores y creencias.
¿Quieres que hablemos ahora de los packs de fotos de las chavas que se corren entre los jóvenes? Una mujercita, una chava, en un momento de intimidad y calentura, de esos que nos pegan a todos, se dejó tomar fotos y videos y sepan Dios o el Chamuco que más se dejó hacer… Y tú, poco hombre, te dedicas a exhibirla con una finalidad acomplejada de denotar tu masculinidad maltrecha por tus padres, tíos o algún sacerdote. Eso se llama traición, falta de hombría y tiene mas nombres que no me voy a poner a explorar en estas líneas porque mi editor me va a cortar la mitad del choro si le sigo.
Si tú no cumples los acuerdos tácitos más básicos, las promesas no pronunciadas, o peor aún, las que si pronunciaste y firmaste, no le puedes exigir nada al gobierno que no te cumple nada… Porque ciertamente no nos cumple ni una. Ni el gobierno actual ni los anteriores, pero si tú no cumples tus acuerdos ¿Por qué te van a cumplir a ti los acuerdos firmados contigo? Incluyendo el gobierno. Ese es el país que estás construyendo. Espero que haya quedado clara la relación entre la virgencita morena, las mascotas, las promesas cumplidas y las no cumplidas… Yo me voy a servir otra copa y voy a dejar de filosofar por hoy, no vaya yo a empezar a escribir tarugadas como las que sacaron del aire a Toño Esquinca. Saludos.
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